Capítulo 5: La Liberación del Individuo
Gary North
Narrated By: Fernando Sanchez
Book: La Liberación Del Planeta Tierra
Topics: Culture, Political Studies
Library: Gary North Library
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Jesús les respondió [a los judíos], “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdadera mente libres” (Jn. 8:34-36).
Adán era un hijo de Dios. El perdió su condición de ser hijo cuando se trasladó a sí mismo bajo un gobernador nuevo, Satanás. Cristo, el segundo Adán, vino a la tierra para restaurar Su pueblo a esta condición de ser hijo que el pueblo había perdido por. Es el Hijo de Dios quien hace que los hombres sean libres. El los trae a Dios el Padre.
Jesús le dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:6).
Dios en su gracia adopta a personas para formar parte de su familia regenerada, y ética (Jn. 1:12). Ya no son más hijos desheredados. No hay duda que hay una Paternidad universal de Dios, y una fraternidad universal del hombre. Los hombres son todos hermanos tal como Caín y Abel. Son hermanos saturados con odio y envidia. Ellos son creados como hombres, en la imagen de Dios.
Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivirnos, y nos movernos, y somos. . . (Acts 17:26-28).
Los teólogos liberales y los humanistas han hecho conclusiones fatales con respecto a la Paternidad universal de Dios y la fraternidad universal del hombre. Tal fraternidad es una fraternidad de condenación. Es éticamente obligatorio que cada persona escape de esta fraternidad. Es una condición adoptada, no una condición creada, que únicamente ofrece vida y esperanza eterna.
La Liberación Interior
Los cristianos predican el evangelio a los perdidos. Suponemos que hay un punto de contacto entre los salvos y los perdidos. Si no existiera éste, ¿cómo podrían comunicarse entre sí los salvados con los perdidos? Existe tal punto de contacto: la imagen de
Dios en todos los hombres. Pero el no creyente suprime esta verdad.
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. (Rom. 1:18).
Esto es una ignorancia activa. La gente no regenerada suprime el testimonio de la creación, hasta el testimonio de su propio ser: el testimonio de Dios y la ira de Dios.
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios (1 Cor. 1:18).
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo (1 Cor. 2:14-16).
Entonces ¿cómo puede recibir el hombre no regenerado las cosas del Espíritu? ¿Cómo puede liberarse? Por la gracia de Dios. Esta es la única forma como se puede liberar. El tiene que recibir la mente de Cristo. La justicia de Cristo es imputada a él, no por ninguna obra que haga, sino simplemente por la gracia de Dios.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Eph. 2:8-9).
La Liberación Exterior
Pero nosotros no somos salvos para sentarnos ociosamente, esperando la venida de Jesús del cielo para liberarnos de todos los problemas. Hemos sido salvados, Pablo dice, para andar en las buenas obras que Dios nos ha preparado de antemano:
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Eph. 2:10).
Una meta importante de la liberación personal es la liberación exterior. Los hombres redimidos deben comenzar a transformar el mundo alrededor de ellos por sus buenas obras. Deben llevar buenos frutos. Jesús advirtió:
Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis (Mat. 7:15-20).
La Falsa Liberación
Los teólogos marxistas de liberación se presentan delante de los hombres diciendo que son cristianos. Ellos dicen que predican el programa de Dios de la revolución violenta, la re-educación, la planificación del estado de arriba hacia abajo, la expansión militar, y la abolición de los bienes particulares.
Donde sea que se imponga el Marxismo, el calibre de vida decae, refugiados abatidos por la pobreza huyen cruzando las fronteras, entonces alambradas de púas y los muros se levantan en las fronteras. Los líderes de la revolución necesitan forzar a la gente a quedarse dentro de las fronteras de su “paraíso”. ¿Por qué? Porque el Marxismo es un caso clásico de una fruta envenenada. Los teólogos marxistas de la liberación son el caso clásico en la historia del hombre, de lobos con piel de ovejas. La fruta es mala porque el Marxismo es malo. No hay ninguna otra palabra para esto: es malo. Destruye a los hombres y a las sociedades en el nombre de la liberación. Ofrece esperanzas falsas y entonces aplasta a los que escuchan. En el caso de cada revolución marxista que se conoce, los líderes sobrevivientes encarcelan o ejecutan a sus previas “camaradas.” La revolución se come a sus propios hijos. (¡Pero no a tiempo!) Este ha sido un tema en la literatura humana desde el principio: Cronos es el dios que se comió a todos sus hijos, excepto un hijo que escapó (Zeus), y luego éste destruyó a Cronos. Cronos fue el dios del tiempo, conocido en la mitología romana como Saturno, el dios de la revolución. El era el dios de la fiesta del saturnalia. (Todavía llamamos al séptimo día de la semana Sábado.)
¿Cuál es el corazón del error de todas las religiones falsas? Es que los hombres pueden salvar se por sus buenas obras. Este es el callejón sin salida para la humanidad. Los hombres ya están bajo juicio en Adán. Necesitan gracia, no obras, para llegar a ser parte de la familia de Dios.
El Determinismo Ambiental
Un error relacionado es el determinismo ambiental. Los hombres culpan a su ambiente por su pecado. Cuando Dios vino a Adán y le preguntó si había comido del árbol prohibido, ¿que le dijo Adán? “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” (Gen. 3:12). Entonces Dios confrontó a la mujer. ¿Qué le dijo ella? “La serpiente me engañó, y yo comí” (Gen. 3:13). En resumen, “Tú lo hiciste Dios. Es realmente tu culpa. Tú
nos diste un ambiente deficiente. Tú dijiste que era bueno, pero no era bueno. Nos permitiste pecar.” Ellos culparon a Dios por su pecado.
Satanás, por supuesto, no dijo nada, porque Dios no le preguntó nada. Satanás fue maldito.
Adán y Eva fueron castigados. El suelo fue maldito. Dios no es un determinista ambiental. El culpa a los pecadores por sus pecados (Rom. 9:14-23).
Tal vez el Marxismo es la religión determinista más exitosa de la historia del hombre. El marxista cree que ese cambio positivo en la sociedad sólo puede venir cuando las fuerzas impersonales de la historia están presentes. Las buenas intenciones de los hombres no valen nada. Sólo las fuerzas históricas importan. Marx fue bien claro acerca de esto en su famoso prefacio en su libro de 1859 (el año en que se publicó El Origen de las Especies, por Darwin), Una Contribución a la Crítica de la Economía Política. (Esté es un documento muy largo y bastante teórico pero el mundo entero ha sido revolucionado por él.)
El resultado general al que llegué y que sirvió de guía indicador para mis estudios, se puede formular brevemente como sigue: En la producción social de la vida, los hombres entran en relaciones definidas que son indispensables e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una etapa definida del desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. La suma de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la verdadera base sobre la cual se levanta una superestructura política y legal y a la que corresponden formas definidas de conocimiento social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso intelectual, politico y social de la vida en general. No es el conocimiento de los hombres lo que determina su existencia, sino por el contrario, su existencia social es lo que determina su conciencia. En cierta etapa de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en conflicto con las relaciones existentes de producción, o —lo que es una expresión legal de lo mismo —con las relaciones de propiedad dentro de las que ellos han trabajado hasta aquí. De las formas de desenvolvimiento de las fuerzas productivas éstas relaciones se convierten en cadenas. Comienza entonces una época de revolución social. . . Ningún orden social jamás perece antes que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas posibles. Las relaciones más complicadas de producción nunca aparecen antes de que las condiciones materiales de su existencia hayan madurado en la matriz de la sociedad. Por lo tanto, la humanidad siempre trata de resolver sólo las tareas que están a su alcance; examinando el asunto más de cerca, siempre se encontrará que la tarea misma surge sólo cuando las condiciones materiales para su solución ya existen o están por lo menos en el proceso de formación.
Las fuerzas materiales de producción crean la “superestructura” religiosa, intelectual, y cultural de una sociedad. Entonces cambios en la “subestructura” económica llegan a tener conflicto con la superestructura existente. Esto produce una revolución social: de la esclavitud al feudalismo, del feudalismo al capitalismo, del capitalismo al socialismo, del socialismo al comunismo.
Desgraciadamente para esta teoría, las revoluciones comunistas casi siempre suceden en sociedades feudales rurales, no en las sociedades capitalistas donde la teoría de Marx dice que deben suceder. La revolución nunca sucede en sociedades capitalistas sino sólo muy poco tiempo después de una guerra perdida, y entonces estas revoluciones son derribadas. Pero no estoy aquí para discutir los fracasos de la teoría marxista, que son muchos. Yo
lo he hecho en otros trabajos.1 Este libro es acerca de la teología de la liberación.
1. North, Gary, Marx’s Religion of Revolution: Regeneration Through Chaos (Tyler, Texas: Institute for Christian Economics, [1968] 1988).
La teología de la liberación marxista enseña que la esencia del hombre cambia como resultado de la revolución. El cambio en la esencia del hombre es de afuera hacia adentro. Esta es la esencia del satanismo. Esto es determinismo ambiental, directamente de la boca de Adán después de su rebelión.
Los satanistas quieren crear una humanidad nueva por la ingeniería social y la transformación del ambiente económico, político y social. La creación de una humanidad nueva es un impulso religioso, que imita a la Biblia. La Biblia predica la reconciliación ética — una humanidad nueva nacida por la imputación de Dios de la humanidad perfecta de Cristo (aunque no su divinidad) a pecadores individuales. Esto se ha de llevar al evangelismo: La renovación ética de adentro hacia afuera que produce la extensión de la reconciliación.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios (2 Cor. 5:17-20).
Desde Afuera hacia Adentro
Compare la visión de Pablo de la regeneración personal, del voluntarismo, del evangelismo, y del servicio al mundo como embajadores de Cristo resucitado con la nueva formación de la humanidad de afuera hacia adentro que es recomendada por el teólogo de la liberación marxista José Miranda:
Nuestra revolución va dirigida hacia la creación del hombre nuevo; pero, a diferencia de los impugnadores, queremos poner los medios necesarios para esa formación del hombre nuevo. Y el medio indispensable es una nueva estructura social. ¿No es perfectamente obvio que el sistema social vigente tiene más eficacia educativa o deseducativa que las exhortaciones del aula o del templo? ¿Cuánto terreno puede conquistar la idea de que el hombre no ponga su corazón en el dinero y en las cosas materiales (o sea la idea central del Sermón de la Montaña) si el sistema social vigente le inculca a mazazos y so pena de muerte todo lo contrario?
Quizás una minoría cuantitativamente insignifican te puede en plan heroico resistir a los mandatos perentorios del sistema, pero al cristianismo le importan todos los seres humanos, no puede con tentarse con salvar a una minoría reducidísima. La mayoría no puede siquiera darle sentido de realidad al mensaje cristiano de fraternidad y de solidaridad con el prójimo, cuando la estructura social le impone so pena de aniquilamiento el buscar el propio interés caiga donde caiga, y sin preocuparse de los demás. El cambio de estructuras es un mero medio para el cambio de las personas, pero un medio de tal manera necesario y de tal manera obvio, que quienes no se preocupan prioritariamente por él, con ello sólo demuestran que su declamado anhelo de transformar a las personas es una palabra enteramente retórica.2
2. Miranda, José, Comunismo en la Biblia (Méjico, D. F., Siglo Veinte, Editores, [1981] 1985), págs. 22-23.
No quiero exponer esto muy detalladamente, ¿pero cómo puede pensar este profeta del comunismo que el mensaje y el trabajo de Jesús y los discípulos resultó en la transformación del Imperio Romano? ¿Qué medio de “cambio de estructuras” comprensivas de la sociedad Mediterránea poseyó esa pequeña banda de discípulos? No tenían nada más que la verdad, el poder del Espíritu Santo, y una visión amplia del reino de Dios.
Lo que pequeños grupos de cristianos dedicados necesitan hoy, Miranda quizás diga en un momento de sinceridad, es un grupo de revolucionarios adiestrados y sostenidos con armas de la Unión Soviética, por medio de Cuba. El dedicó el Capítulo 3 de su libro de 3 capítulos al tema, “La Política y la Violencia en Jesús de Nazaret.”
Esta visión sobre el hombre se lleva a la creación de un sistema de planificación central y masiva, dirigida por una élite, e impuesto a la fuerza de arriba hacia abajo. Esta es la pirámide de poder. “El hombre debe de rehacer al hombre.” Esto significa que unos pocos hombres deben de rehacer a todos los otros.
El Gobierno Propio Bajo Dios
Cuando decimos el “gobierno,” generalmente tenemos en mente al estado, es decir el gobierno civil. Pero el gobierno civil no es de ninguna manera el único gobierno. Hay un gobierno en la familia y un gobierno en la iglesia. Pero el más importante es el gobierno propio.
Al criar los niños, especialmente en una familia grande, ¿Que harían los padres si los niños no maduraran según van creciendo? Si cada hijo necesitara tanta atención y cuidado y tanta observación como un niño de tres años, sería casi imposible criarlos bien. La esperanza de cada padre es que a medida que cada niño crezca, él llegue a ser más sabio, que significa tener disciplina propia.
Esto es verdad en cada organización excepto en los asilos para dementes. Ya sea que hablemos acerca de un ejército, acerca de una fuerza policíaca, acerca de una familia, acerca de una escuela, o acerca de un negocio, si estas personas con mucha experiencia fallan en ejercer la disciplina propia, la organización se desmoronará. Lo que esto significa es que los líderes no pueden utilizar los recursos necesarios para controlar la conducta y el comporta miento de todos los que están bajo ellos. Ninguna organización tiene tal reserva de recursos. Los de arriba dan órdenes generales —tú saca buenas calificaciones en la escuela, ten una ganancia en el negocio, cultiva una cosecha, limpia la habitación,
etc. —y luego ellos revisan el proceder de la gente de vez en cuando. El énfasis está en ampliar la extensión de la toma de decisiones individuales, en contraste al sistema burocrático que reduce las zonas de libertad. La jerarquía de Dios es una reglamentación de abajo hacia arriba, un tribunal de apelaciones.
Como Dios todo lo ve, El puede controlar nuestra actuación continuamente. Sin embargo
Dios se refrena a Sí Mismo. El trae juicio en la vida de cada persona de vez en cuando, pero El no está a nuestro lado gritándonos órdenes en los oídos. El espera que lleguemos a ser maduros en la fe. Esto significa que tenemos que aumentar nuestra auto- examinación bajo la ley-orden de Dios y según las metas específicas para nuestras vidas.
Esto significa que el gobierno debe servir como un tipo de tribunal de apelaciones. Esto comienza en la familia. “¡Papá, él tomó mi pelota!” “¡Ella me golpeó!” “¡El me dijo que me ayudaría a limpiar la cocina si yo lo ayudaba con sus quehaceres!” Y así siguen. Los padres sirven como árbitros, así como la policía, los jueces, y los pastores. El modelo básico está en Éxodo 18, donde Jetro, el suegro de Moisés, le mandó a designar a hombres justos para ser jueces sobre la gente, para que sólo los casos difíciles llegaran por la vía jerárquica a la autoridad superior.
La jerarquía de Satanás es diferente. También es una vía jerárquica, y también parece una pirámide. Pero es una estructura de autoridad de arriba hacia abajo, es una burocracia en vez de un sistema de tribunal de apelaciones. Si él se saliera con la suya, Satanás controlaría todo lo que haríamos. A diferencia de Dios, él no confía en nadie, ya que él mismo es indigno de confianza. Así es que vemos en todas las administraciones satánicas una tentativa de sustituir la burocracia masiva por el gobierno propio.
Satanás no tiene una estructura de autoridad permanente. El siempre cambia sus reglas. (En este sentido, la explicación marxista del cambio histórico es totalmente satánica: todas las leyes cambian según la época histórica y el modo de la producción.) Así es que él tiene que controlar a todos los que están bajo él, porque no hay principios fijos por los cuales sus subordinados puedan juzgar su desempeño o las recompensas o los castigos que reciben de sus superiores.
La jerarquía lo es todo en los reinos de Satanás, porque él ni es todopoderoso ni omnisciente. El gobierno propio importa muy poco. Mientras me nos exista, mejor; ésto según Satanás. Sin embargo él lo necesita, porque no es Dios. El no puede controlar todas las cosas ni todas las personas, como Dios puede. Por eso él se ve obligado a contar con un aspecto de la creación de Dios basado en el pacto si el quiere lograr sus metas malignas. No puede ser completamente consistente con sus propios deseos y principios si quiere ejercer su poder. Tiene que hurtar partes inmensas del ordenamiento de Dios para funcionar en lo más mínimo. Es una creatura; él depende de Dios.
Por eso que cuando el cristiano piensa en el “gobierno,” él debe pensar inmediatáneamente en esto, “el gobierno propio bajo la ley de Dios.” Esta es la teología de la liberación verdadera, y la base de un dominio bendecido por Dios a largo plazo.
Resumen
Lo que tenemos aquí es un conflicto de perspectivas sobre el mundo. La religión de dominio de la Biblia no se puede reconciliar con la religión de poder de los marxistas. Los dos se encaminan hacia una regeneración, personal e institucional. Los dos presentan una visión de una vida mejor en la tierra. Los dos le ofrecen a los hombres la esperanza de que sus esfuerzos cuentan para algo, no sólo en el día del juicio, sino en la historia. La religión de escape no tiene casi nada que ofrecer a los dominionistas ni tampoco a los buscadores de poder.
Las diferencias entre los dos sistemas son muchas. ¿Quién es el soberano en el proceso de la transformación ética del hombre, Dios o el hombre? ¿Quién cambia los corazones de los hombres, Dios o el hombre? ¿Cuál es el medio de la transformación personal, la predicación del evangelio de la salvación personal, individual o la imposición a la fuerza
de una jerarquía revolucionaria elitista, organizada de arriba hacia abajo? ¿Es la revolución un proceso desde adentro hacia afuera, o un proceso desde afuera hacia adentro?
Los dos grupos quieren alterar las instituciones sociales existentes. La religión de dominio predica la transformación constante por medio del dominio; la religión de poder predica la necesidad de cambio rápido, inclusive la revolución. Satanás sabe que su tiempo es corto. El sabe también que Dios aborta prematuramente el crecimiento de sus reinos en algunas generaciones, transfiriendo su riqueza a los cristianos. Israel hereda a Canán.
La dificultad viene cuando, increíblemente, los dos grupos cambian sus perspectivas de tiempo. Los cristianos en este siglo han esperado el retorno de Jesús para establecer de la noche a la mañana Su reino total. Los comunistas, por otro lado, trabajan largo y tendido, generación tras generación, para establecer las condiciones favorables para la revolución comunista. Los cristianos han llegado a tener una perspectiva de corto alcance, mientras los comunistas han llegado a tener una perspectiva de largo alcance. Así, los comunistas han logrado mucho más en el siglo veinte, y han extendido su control muy rápidamente. Los cristianos, pensando a corto plazo y en el más allá, han estado a la defensiva.
Si, como parece posible en la actualidad, más cristianos vuelven en los próximos años a su herencia original de una orientación hacia el futuro, del trabajo dedicado, de la planificación a largo plazo, y de la disciplina propia, veremos una inversión de la extensión del marxismo y otras formas del humanismo que exaltan al hombre. Pero el cambio tiene que entrar en las mentes de la gente antes que llegue a sus instituciones. El cristianismo predica una teoría de cambio social desde adentro hacia afuera. La única manera de sostener las bendiciones culturales de Dios es por la extensión del evangelio salvador de
Cristo, de persona a persona.
En resumen:
1. La libertad humana viene de la regeneración por Dios.
2. Esto significa la adopción de la familia en pecado de Adán a la familia ética de Cristo.
3. La paternidad de Dios y la fraternidad del hombre apuntan hacia el juicio final: los hijos desheredados de Adán.
4. La liberación comienza dentro del hombre: regeneración.
5. Los que no creen en Cristo son personas que suprimen activamente el testimonio que da la naturaleza de la ira venidera de Dios.
6. Los hombres tienen que ser regenerados antes que puedan responder en fe al evangelio.
7. Cuando se convierten, los hombres comienzan a alterar sus vidas para atenerse cada vez más a la ley de Dios.
8. La liberación se extiende de los corazones de los hombres a las instituciones del hombre.
9. El Marxismo depende del determinismo ambiental.
10. Los marxistas enseñan que los ambientes sociales del hombre deben cambiar antes de que la humanidad pueda cambiar.
11. Su meta es la creación de una humanidad nueva.
12. Se debe lograr esto por la revolución, la tiranía, la ingeniería social, y la re-educación (la indoctrinación).
13. El estado es la agencia central de planificación y coerción.
14. El concepto bíblico del gobierno depende de la existencia del gobierno propio bajo Dios.
15. El madurar en la fe cristiana implica que los cristianos practiquen cada vez mas gobierno propio.
16. Esto significa ampliar las zonas en la toma de decisiones individuales.
17. Las jerarquías bíblicas son esencialmente tribunales de apelación.
18. En los reinos de Satanás, las jerarquías son esencialmente burocracias establecidas de arriba hacia abajo.
19. Estas perspectivas mundiales rivales no se pueden reconciliar con éxito.